Mi pequeña Susi, lleva dos días malita. No es nada grave, pero da mucha pena sobre todo cuando la veo recostadita en el sofá o en la "camina" con la fiebre subida... De vez en cuando pide agua, le doy el agua y un besito. Le susurro en voz bajita:
-Te quiero mucho; ella abre sus ojitos y me contesta:
-Yo tambien te quiero.
Con dos añitos y medio que tiene, es el mejor regalo que Dios nos ha dado. Todo un milagro de la naturaleza y de las coincidencias.
Con tan sólo unos años más, personalmente pienso que ya no la hubiésemos concebido, pero ahí está la reinita, tan deseada y tan cuidada. Con mucha suerte de tener más hermanos mayores que le enseñan un millar de estrellas.
La energía en la vida se obtiene entre otras muchas cosas de su existencia, la sensibilidad aumenta con el nacimiento de los hijos. Nunca pensé llorar ante una fotografía triste, de esas que se ven a los niños sufriendo... Los niños son todos iguales y todos merecen el cariño y el amor familiar.
Hoy me levanté descansado, después de unas Navidades familiares y de trabajo... Un largo fin de semana de descanso y con lunes incluído, me espera para poder recargar esas pilas...
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