Duerme ahora, hijo mío,
duerme mi niño, duerme
que mañana
pondremos soles nuevos al día.
Nos espera la vida.
La vida...
qué palabra,
tan dura a veces;
la vida
que a veces duele tanto
que sólo tu risa abierta
-ese canto-
endulza esta agonía amarga
que es vivir.
Duerme ahora mi niño
duerme,
porque tú eres la paz,
porque tú eres la paz.
Duerme gorrión inmóvil,
duerme ángel mío.
(Andrés Aberasturi)
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