miércoles, 7 de abril de 2010
Somos
Somos los taxistas un poco de cada oficio.
Somos el hombre del tiempo a la carta.
Somos adivinos ante todo, para saber que una calle está cortada.
Somos mecánicos,debemos de entender algo de mecánica rápida, no vaya a suceder alguna situación de emergencia...
Somos psicólogos que debemos escuchar los dramas ajenos y dar una respuesta o consejo acorde con la bola de cristal imaginaria de nuestra poderosa mente.
Somos banqueros, preparados con tantos cambios como haga falta para servir a cinco clientes seguidos, con cinco billetes de cincuenta euros cada uno. Y ante todo ser corteses y amables.
Somos estupendos guías turísticos, poca gente sabe de una ciudad como nosotros...
Somos la agencia EFE sobre ruedas, radio-macuto (noticias catastróficas sin confirmar). Solemos ser cotillas, porque estamos observando todo lo que sucede a nuestro alrededor.
Somos repartidores de todo tipo de cosas: Medicamentos, flores, cartas, ect, ect.
Somos toreros. Cada día lidiamos con auténticos Miuras, aunque no siempre salimos por la puerta grande...
Somos unos payasos honrados, capaces de caernos y levantarnos con una sonrisa. Payasos en el buen sentido de la palabra, en el tono más cordial y entrañable...
Somos
como esos viejos árboles
batidos por el viento
que azota desde el mar.
Hemos
perdido compañeros
paisajes y esperanzas
en nuestro caminar.
Vamos
hundiendo en las palabras
las huellas de los labios
para poder besar
tiempos
futuros y anhelados,
de manos contra manos
izando la igualdad.
Somos
como la humilde adoba
que cubre contra el tiempo
la sombra del hogar.
Hemos
perdido nuestra historia
canciones y caminos
en duro batallar.
Vamos
a echar nuevas raíces
por campos y veredas,
para poder andar
tiempos
que traigan en su entraña
esa gran utopía
que es la fraternidad.
Somos
igual que nuestra tierra
suaves como la arcilla
duros del roquedal.
Hemos
atravesado el tiempo
dejando en los secanos
nuestra lucha total.
Vamos
a hacer con el futuro
un canto a la esperanza
y poder encontrar
tiempos
cubiertos con las manos
los rostros y los labios
que sueñan libertad.
Somos
como esos viejos árboles.
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