Ayer por la mañana, en la empresa SAICA, un trabajador resultó herido en una mano y alguien solicitó un servicio en Radio Taxi Zaragoza. El GPS, buscó el taxi más cercano y un servidor, en dos minutos me encontraba en la puerta de la factoría, muy en los adentros de las instalaciones. Desde el control de entrada me acompañó un empleado de seguridad.
Tras observar el ambiente y las miradas me percaté que iba a ser una urgencia... y efectivamente, salió un joven trabajador con la mano envuelta y ensangrentada. Le acompañaba un compañero suyo.
Rápidamente por las inmediaciones de las instalaciones me topé con un paso de cebra y dos personas que se apresuraron a cruzarlo al ver que me aproximaba rápidamente. Me hicieron parar bruscamente; cruzaba el paso, el tipo de la corbata y carpeta bajo el brazo, la otra señorita de unos veinticinco otoños se abalanzaba mirando desafiante al taxi y murmurando sandeces en contra de mi manera de conducir.
Mi cliente mientras seguía perdiendo sangre, aún me dió tiempo a decirles al peatón y a la "peatona" que llevaba un herido; la respuesta fué una frase que no llegué a escuchar, pero seguro que no me preguntó si era su padre el que sangraba dentro del puto taxi.
A toda velocidad llegamos a la M A Z ( Mutua de Accidentes de Zaragoza ) sita en esa misma avenida. Me pasé un semáforo y adelanté por la derecha otra... Pero llegué a pulsar el botón rojo de emergencias del hospital; deseándole lo mejor al chico herido y viendo como desaparecía el otro hombre por el hospital.
Satisfacción de cumplir con mi obligación y perplejidad de ver cómo nadie se encargó de abonar el servicio del taxi, arriesgasdo el pellejo y mi carnet por el camino, recibiendo insulto de verdaderos imbéciles con corbata y carpeta. Con el corazón latiendo más deprisa que de costumbre... para no ser agradecido ni correspondido, al menos con el importe del taxímetro.
Después de un día y medio, nadie a dado señales de pagar nada.
Quizás mañana, o quizás jamás.
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