"La sabiduría de la pantera"

Sonó el aviso y no tardé menos de lo normal en llegar a la puerta de aquella mansión de lujo en un lugar estratégico en la periferia de la ciudad. Ella comenzó a bajar las escaleras sin ninguna prisa y con cierta soltura...
-Hola! me llevas a Salvador Allende.
-¿Mañana, abren los centros comerciales?
-Supongo que sí, claro.
-Tengo que hacer varias compras de última hora; unos regalos para unas amigas de Barcelona.
-Ah claro!
-Aunque ahora voy a casa de mi hermana, ella vive aquí siempre. Yo he vivido en Alemania veinte años, pero soy de Filipinas; ahora estoy aquí por Navidades de momento, luego pienso instalarme aquí en Zaragoza con mi nueva pareja. En Alemania ya sólo tengo que arreglar los papeles de la herencia de mi viudez. Mi marido era un empresario y murió hace dos años de cáncer.

-Vaya, lo siento.

-Bueno, cosas de la vida. Yo lo amé, lo respeté y lo acompañé hasta sus últimos momentos. Por nuestro amor existen dos hijos de dieciocho y diecisiete años preciosos.

- Ahora toca disfrutar con mi novio mexicano, él es tres años más joven que yo. La vida es dura pero hay que seguir y no mirar atrás...

-Claro que sí, le dije.

- Puede sonar un poco mal, pero la muerte de una persona que amas no quiere decir que tengas que marchar con él.

-Es Navidad y ahora es hora de estar a gusto con las personas que existen a mi lado AHORA mismo. Te voy a decir una frase que la escuché en algún sitio antes de morir mi marido:

-"Es triste mirar al mar en una noche sin luna pero más triste es amar sin esperanza alguna."