Las cinco de la mañana, suben tres personas dos mujeres y un varón. Ellas bien arregladas (con sombrero y visón incluído). Él con cara sonrosada y bien arreglado(con canas y abrigo azul de paño).
Bajan ellas después de comentar lo bien que viene la crisis para conocer España y su cultura, para dejar en segundo planos, los viajes a Cancún y Malvinas. Me invitan a intervenir en su conversación.
El varón de sesenta y nueve años (creo que alguno más), no permite el pago a sus acompañantes y seguimos al siguiente punto de destino.
El primer sorprendido fuí yo al observar que el sonrojo era natural y no de "güisqui de reserva de luxe", todo natural y del país.
Me comentó que lo suyo con las acompañantes que acababan de bajar era pura amistad lejos de ningun interés y egoísmos.
-Las conocí hace diez años en la inaguración del bar "El gareta", una de ellas es dueña de un gran almacén de calzado en Tenerife y la otra desempeña un importante cargo en Telefónica. Nuestr amistad nació en el cariño desinteresado y casual. Tenemos en común que no deseamos cambiar nuestras vidas de solteros cómodamente instalados en la sociedad.
El hombre presumía de amigas y yo presumía de cliente al parar en los semáforos,con el hombre sentado a mi lado y conversando gratamente y con interés, mientras en interior de la ventanilla del coche de al lado nos observaban...
Con éste tipo de clientes me gusta empatizar y mostrar mi lado más humano, dejando "el piloto automático en el maletero".
Resulta que fué camionero toda su vida, que era amante de sus amantes y sentía temor por su valía en su próxima década (puntos comunes conmigo), pero añoraba de vez en cuando una familia de la que sentirse querido y mimado(en ésto no se parecía nada a mí, por suerte).
Me pagó con dificultad en buscar sus moneditas en su bolsillo, pero me deseó lo mismo que yo a él:
Bajan ellas después de comentar lo bien que viene la crisis para conocer España y su cultura, para dejar en segundo planos, los viajes a Cancún y Malvinas. Me invitan a intervenir en su conversación.
El varón de sesenta y nueve años (creo que alguno más), no permite el pago a sus acompañantes y seguimos al siguiente punto de destino.
El primer sorprendido fuí yo al observar que el sonrojo era natural y no de "güisqui de reserva de luxe", todo natural y del país.
Me comentó que lo suyo con las acompañantes que acababan de bajar era pura amistad lejos de ningun interés y egoísmos.
-Las conocí hace diez años en la inaguración del bar "El gareta", una de ellas es dueña de un gran almacén de calzado en Tenerife y la otra desempeña un importante cargo en Telefónica. Nuestr amistad nació en el cariño desinteresado y casual. Tenemos en común que no deseamos cambiar nuestras vidas de solteros cómodamente instalados en la sociedad.
El hombre presumía de amigas y yo presumía de cliente al parar en los semáforos,con el hombre sentado a mi lado y conversando gratamente y con interés, mientras en interior de la ventanilla del coche de al lado nos observaban...
Con éste tipo de clientes me gusta empatizar y mostrar mi lado más humano, dejando "el piloto automático en el maletero".
Resulta que fué camionero toda su vida, que era amante de sus amantes y sentía temor por su valía en su próxima década (puntos comunes conmigo), pero añoraba de vez en cuando una familia de la que sentirse querido y mimado(en ésto no se parecía nada a mí, por suerte).
Me pagó con dificultad en buscar sus moneditas en su bolsillo, pero me deseó lo mismo que yo a él:
-Salud y felicidad en éste nuevo año... y mucha verdadera AMISTAD.
2 comentarios:
La amistad, la paz, la fidelidad, la tranquilidad, la felicidad... ¿no es como si estuvieran hechas de la misma materia prima?
Un abrazo
Me uno a la pregunta de Temppus. Y creo reconocer la respuesta...
Un abrazo grande.
Lara tiene alas
P.D: Menuda noche os espera con las niñas. Que divertido.
Publicar un comentario