viernes, 15 de mayo de 2009
" El último olivo de Gómez Laguna "
Es el último olivo de la Avda. Gómez Laguna, el de la fila del medio, junto al semáforo. Allí se pone el mendigo que saluda a los taxistas que le responden. A los que no, les suele responder con alguna sonrisa resignada y alguna coletilla como:
-Estáis todos locos, todos a trabajar y a pagar...
-¿Que pasa que tu no curras nunca o qué!?
-¿Yo? ¿Pa qué?
Se retira cojeando y despacio, pero siempre feliz camino al olivo; en él cuelga una bolsa de plástico del Carrefour, con algunos pañuelos de excusa y un brick de vino D.Simón. Realmente el que le ayuda no quiere nada a cambio.
Se puede ver de dos maneras, una con pena por ver la intemperie que soporta, fríos heladores con Cierzo cortante y calores sofocantes de caerse al suelo deshidratado...
Y se puede ver de forma que él mismo asegura que no curraría por nada del mundo, lo que recauda es limpio de polvo y paja e IVA, duerme en su casa y a buen seguro duerme más horas que yo.
El hombre controla al opel Vectra arena (radar) como pacientemente espera a la presa despistada en sus problemas.
Mira a los BMW y Audis que van hacia urbanizaciones de lujo allí mismito. Observa como discuten una pareja en el interior de un Mercedes enorme y de lujo.
Mira de reojo y mientras, no paran de subir taxis cardiacos hacia la Cooperativa, a repostar o a contribuir con la sociedad que disfruta de ¿Calidad de vida?
Así pasaron cinco años y otros cinco más, mientras el hombre sigue cojeando hacia su olivo que caprichosamente tiene la forma de una tumbona aerocdinámica de diseño y riendo saludando a su gente que de vez en cuando le dan el euro más libre que pueda existir.
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