miércoles, 1 de julio de 2009
Diferente versión
Ésta mañana una clienta me dijo que necesitaba poco para vivir. Que se iba para casa y pondría el aire acondicionado, para ella sola era mas que suficiente.
En tiempos pasados fué una persona exigente y egoísta, pero la vida le enseñó su cara gris y al final la manipulada resultó ser ella misma y sólamente tenía la ilusión de un paquete de pastas de té que llevaba en la mano para después de comer, con el café.
La separación matrimonial había costado una fortuna (no me dijo a quién), pero más le costaron los psiquiatras y psicólogos que trataron su cronificada enfermedad mental.
Según contaba ella a bordo del taxi; todo había cambiado y hasta ella misma era otra persona.
Era su versión A, pero la real era otra: Hizo de su marido un ser manipulado, sacándole hasta el último euro, fué inconformista y ni siquiera quiso tener descendencia en su matrimonio. Negativa hasta la médula.
Cuando ella prometía no tener apego ni adicción al dinero, engañó a su conyuge y éste, compartió todo su trabajo, sudor y pertenencias a tan miserable persona, vistiéndola de glamour y joyas, para luego perderlo todo, en la mas oscura legalidad.
Al joven marido apenas lo conocí puesto que trabajaba muchas horas y además tuvo que marcharse de la comunidad al perder su hogar en la operación-manipulación de aquella mujer, pero tengo entendido que era buen chico, trabajador y pronto encontró una vida de ilusión bien merecida. Cambió un paquete de billetes de quinientos depresivos e incoloros, por el amor y la ilusión perdida en años atrás...
En cuanto a ella, no daba crédito. En el asiento trasero del taxi, miraba al horizonte como ida, seguramente pensaba lo que había ocurrido con su vida.
En un principio, pensó que así estaría toda la vida, viviendo "del cuento" y manipulando a su antojo.
Pero le dieron de su propio medicamento.
La locura se había apoderado de la pobre mujer y ella no supo que yo la reconocí. Una antigua vecina mía... y en estos casos, uno se entera de casi todo.
Se secó las lágrimitas y sollozó un poco. Ésto último, funcionaba con casi todo el mundo... que no conocía la versión B.
Es decir: Versión A, la conocída y versión B la desconocida.
-¿Cual es la tuya?
Jose.
Etiquetas:
Cuentos y relatos
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1 comentario:
Interesantes historias, que a mi tambien me gustaría contar, desde este lado del auto se ve todo tan distinto, la gente no sabe que nosotros ya vivimos muchas de sus historias, y sabemos como terminan.
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