martes, 9 de febrero de 2010
Inocente, inocente...
Cuando uno se pone a pensar una y otra vez lo mismo, al final te quemas como el papel de fumar.
Esta mañana una señora de la misma edad y con el mismo aspecto de la ministra Maria Teresa Fernández de La Vega, me la pegó y me timó. Hacía mucho tiempo que no me pasaba algo parecido, supongo que por casualidad.
Camino a una clínica bastante retirada y nueva en Zaragoza, por el trayecto me pidió que si veía alguna farmacia abierta, que parase.
-Son la una y media... no sé.
-Hasta las dos de la tarde no cierran ¿No?
-Es posible, le contesté.
Las dos farmacias que divisamos, estaban con la persiana a mitad, puse mi empeño en cambiarme de carril arriesgádamente, para seguir de nuevo rumbo al destino.
Pensé que a mí ya no me daba tiempo de ir al banco hoy:
-Mañana iré, pensé. Todo sea por mi trabajo
Por fín llegamos a la clínica después de mantener una conversación sobre la crísis; y de lo lejos que estaba la maldita clínica Montecanal... el taxímetro marcaba unos 9 euros aproximádamente.
De repente cuando llegábamos a las inmediaciones, me dice improvisádamente que le haga el favor de esperarla, yo encantado le contesté afirmatívamente.
-¿Necesita que le deje el nombre o algo? me dice ella.
-No mujer, nada.
-Mira, te dejo esta bolsa. Aparca por aquí y ahora mismo bajo ¿EH?.
La inquietud se hizo presente cuando los dos minutos fueron doce. Me quise tranquilizar, pensé que era un impaciente sin remedio.
Después de más de media hora larga, me atreví a mirar la bolsa elegante y crujiente de papel charol, negra brillante de la perfumería Shepora.
Me percaté de un pequeño detalle: Había sido utilizada varias veces... (la bolsa). Al instante me subió la temperatura febril a 40º.
Después de mirar de reojo tímidamente la bolsa, me dí cuenta que contenía dos cajas de tienda de chinos con unas figuritas de resina de todo a un euro...
Ese fué mi regalo por haber confiado en ella y en su aspecto de madura ministra ejecutiva.
Al psicólogo de pacotilla (YO), lo habían engañado una vez más, con el taxímetro rondando los 22 euros a las dos de la tarde y a media hora de mi casa.
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5 comentarios:
Eres tonto Jose, y en tu casa no lo saben... jajajaja!!!
Me cagüen tooooo!!!!
Una de cal por las que van de arena.
Desgraciadamente en la vida a los nobles nos llaman tontos y a veces otros se aprovechan.
Saludos mi buen valedor Pepe.
Visito por primera vez tu blog y me gusta así que espero que no te importe que te lea y te comente.
Gentuza de este tipo cada día es más frecuente, con la crisis se agudiza el ingenio de los timadores.
Un saludo desde mis Reflexiones.
Hola Pherro, así es. Lo que ocurre es que a veces quien menos te lo esperas no le apetece pagar el taxi...
Bah !! cosas que pasan.
Un saludo
Emibel, estoy encantado que leas, comentes y lo que quieras... Vaya que sí!!!
Te añado en los blog que visito, aunque también podría ponerte en los de Aragón...
Un abrazo muy grande, Emibel.
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