Solemos dividirlo todo por partes, muchas veces simplificamos las cosas, los asuntos y casi las personas.
En el taxi, se reparte el trabajo entre pares e impares. Tenemos fracciones de tiempo y de metros, medidas con taxímetros. Discutimos la desigualdad. Reclamamos la justa mitad, de las ganancias, de una herencia...
Dividimos por mitades; la mitad de la vida, la mitad del viaje, la mitad de la comida. Estamos la mitad del tiempo intentando estar bien y cuando nos damos cuenta, nos hemos pasado media vida esperando algo que no existe.
En el taxi como en todo, pasa la vida...
-¿En que parte estás de ella, al principio o al final? No lo sabrás... porque nadie lo sabe.
Es hora de no esperar más, de no juzgar la mitad que estuvo bien o mal. El conjunto total es lo que cuenta siempre, dividir es una cuestión imaginaria y no sirve de nada.
-¿Te suenan las personas que todo lo juzgan? ¿Quién tiene derecho a ello?
Una fracción o una vida siempre tuvo partes claras y partes oscuras, el límite es otra línea más imaginaria, ficticia o equívoca.
Existímos y eso es lo que cuenta.
3 comentarios:
Yo quisiera matar la negativa y darle un levantón de vitalidad a las mitades buenas.
Me gusta mucho tu blog, compadre, me hace reflexionar, gracias.
Excelente post. Espero tengas hartisima chamba. Un saludo afectuoso a tu familia, con respeto, desde la Ciudad Eternamente en Obras.
Atento todos,comienza la cuenta regresiva, el día 7 de marzo es el cumpleaños de JOSE, mi hermano adoptivo del otro lado del océano.A prepararse todos a festejar, cada uno en su casa, que sino no entramos.
Y cuando se llega a la mitad se vuelve a dividir en otras dos mitades....
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