Un ictus constituye un trastorno brusco de la circulación cerebral que altera de una determinada región del cerebro. En nuestro país el ictus, es la segunda causa de muerte, y afecta cada año entre 120.000/130.000 españoles. De ellas, unos 80.000 fallecen o quedan con discapacidad. Actualmente más de 300.000 españoles presentan alguna limitación en su capacidad funcional tras haber sufrido un ictus. En los últimos 20 años, la mortalidad ha ido decreciendo a medida que mejoraban la detección y el control de los principales factores de riesgo, sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé un incremento de un 27% en su incidencia entre los años 2000 y 2025. Según datos de esta organización, las enfermedades cerebro vasculares agudas o ictus representan la tercera causa de muerte en el mundo occidental, la primera discapacidad física en las personas adultas y la segunda de demencia. El tiempo es un factor clave en el tratamiento.
El tiempo juega un papel fundamental en el tratamiento de la enfermedad, por ello es importante que aprendamos a conocer los síntomas:
- 1) Pérdida de fuerza repentina de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo.
- 2) Pérdida súbita de visión parcial o total en uno o ambos ojos.
- 3) Alteración repentina del habla, dificultad para expresarse y ser entendido por quien nos escucha.
- 4) Dolor de cabeza súbito de intensidad inhabitual y sin causa aparente.
- 5) Sensación de vértigo, desequilibrio si se acompaña de algún síntoma anterior.
Cada año mueren más de 3.000 personas jóvenes tras sufrir un Ictus.
Cada vez es más frecuente que se produzcan ictus en jóvenes, es decir personas menores de 55 años esto se debe en parte a malos hábitos que afectan a la calidad de vida. Entre ellos es la vida sedentaria y de obesidad, mayor prevalencia de la hipertensión, la diabetes o el incremento del consumo de tabaco especialmente en mujeres. Además, la falsa creencia de que los ictus sólo pueden darse en personas mayores, hace que cuando se presentan síntomas de ictus en una persona joven, no sean reconocidos a tiempo por el paciente, la familia o el personal sanitario, incrementando las consecuencias negativas en el paciente.
Recomendaciones para su prevención y tratamiento:
- 1) Realizar ejercicio moderado.
- 2) Mantener una dieta sana y equilibrada baja en sal y grasas.
- 3) Realizar controles periódicos de peso, tensión arterial, y nivel de colesterol y azúcar, importantes para controlar los factores de riesgo.
- 4) Mantener una tensión arterial inferior a 135 de máxima y 85 de mínima.
- 5) Abandonar el tabaco.
- 6) Acudir rápidamente a un centro hospitalario en el caso de presentar síntomas sugestivos de ictus (pérdida de visión, alteración del lenguaje, pérdida de fuerza o sensibilidad…) aunque estos hayan tenido una corta duración. Es un aviso de que algo más definitivo puede ocurrir en breve.
" La Red "
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