Un sitio donde desconectarse (del marido)

A las 10.45, pasaba por casualidad por la Avd. de San José, cuando de repente ecuché: pipipipi-popopo-pipipi, tranquilos era mi aparato Gps, que me ordenaba ir a la calle Cáceres, a recoger un servicio para ir a Pamplona. Rápidamente contesté OK, en el cacharrito.

Buenos días quiero ir a Erro (Navarra). Bueno pues allá que vamos.El otro gps me dice estar a 213 kms. del destino, y comienza a darme órdenes.

Dicho y hecho, en unos minutos me enteré que el motivo de tal viaje de la señora de unos sesenta años no es otro que no aguantaba más al marido, ni a la familia que tenía como invitados. Recordó un hostal en esa localidad y maleta en mano, y vista al frente. En todo el rato que duró el servicio, no paró de hablar conmigo, y desde el libro que estaba leyendo, pasando por su juventud, la cultura egipcia, las dietas y el agua, hasta lo mucho que odiaba a su marido, pero no, no podía divorciarse, bueno en el caso que el tomáse la decisión le reclamaría una paga con la que poder vivir. Claro, pobre mujer, ¿No?.

Eligió el destino porque conocía de su infancia,y conocía gente.
Después de autopistas y un montón de peajes, nos introducimos en la A-35 a 45 kms de Francia, curvas, curvas y vegetación. Mi mente, estaba en Asturias, el puerto de subir a Erro, lo comparé con el puerto Pajares, el verde era mas intenso en Asturias.
(A veces soy odioso por comparar).

En el trayecto no hicimos ni una sola parada, porque me dijo no fiarse ni de San Pedro, así que aguantarse las ganas de ir al baño..., la maleta es sagrada.

Llegamos sin problemas, contentos ambos (yo por llegar), y ella por sentirse más desahogada y en el paisaje precioso para cualquiera que aprecie la naturaleza.
Cuando me pagó, me recordó que el dinero era de su marido y que lo abonaba con todo el afecto del mundo.

Cuando te sientas deprimido, coge un taxi y toma la autopista, que alguien te escucha, y es más barato que un psicólogo con titulación.